1. Andrei Tarkovsky (1932-1986).
Tarkovsky me parece, a todos los niveles, el cineasta más importante de la historia del séptimo arte. Su inigualable poética visual envuelve algunos de los filmes más bellos y profundos que jamás se hayan realizado. De su obra se desprende ese insondable misterio que ha acompañado al hombre desde el principio de los tiempos en su búsqueda de la verdad.
2. Carl Theodor Dreyer (1889-1968).
La hondura metafísica que alcanzan los filmes del maestro danés, escapan a cualquier tipo de análisis racional. Nadie como él ha plasmado en el cine los temores y bondades del alma humana.
3. Yasujiro Ozu (1903-1963).
El mayor de los cineastas japoneses, es también el más sabio de todos los hombres que alguna vez se han colocado detrás de una cámara. Su trascendental obra, embargada de serena y contemplativa poesía, constituye uno de los más elevados tesoros de este arte.
4. Ingmar Bergman (1918-2007).
El cineasta sueco es al cine, lo que Kierkegaard a la filosofía y Dostoievsky a la literatura: la más pura esencia del existencialismo humano. A través de sus películas, hemos reflexionado acerca de las angustias vitales que atormentan a un hombre que parece abandonado por Dios.
5. Luis Buñuel (1900-1983).
El cineasta que de forma más lúcida ha trasladado a la gran pantalla los postulados surrealistas de André Breton, es también uno de los mayores maestros del realismo social. Heredero tanto de la prosa cervantina como de la galdosiana, Buñuel es, además, uno de los directores que de manera más profunda ha ahondado en los misterios y contradicciones de la fe católica.
6. Akira Kurosawa (1910-1998).
El más occidental de los maestros nipones, es el responsable de una de las filmografías más extraordinarias de la historia del cine. Influido por los westerns de Ford, el emperador, a su vez, dejó su impronta en innumerables y diversos cineastas: Tarkovsky, Bergman, Leone, Vlácil, Peckinpah, Kitano, Tarantino…
7. Alfred Hitchcock (1899-1980).
Del director inglés siempre me ha fascinado su capacidad para satisfacer tanto al gran público como a los críticos y cinéfilos más exigentes. Sus aportaciones al desarrollo del lenguaje cinematográfico son incuestionables, así como su genialidad a la hora de concebir y ejecutar soluciones narrativas de puesta en escena. Además, ¿alguien me puede decir el nombre de algún director que tenga un mayor número de obras maestras?
8. Max Ophüls (1902-1957).
No existe un cineasta más elegante y exquisito que el infravalorado Max Ophüls, autor de cabecera de Stanley Kubrick. Alcanzó la perfección en muchos de sus filmes, basándose en un trabajo de cámara sin igual y en un gusto inaudito por el detalle. Siempre le gustó experimentar con la estructura narrativa de sus películas, logrando, en este sentido, obras muy adelantadas a su tiempo.
9. Friedrich Wilhelm Murnau (1888-1931).
Probablemente nos encontremos ante el director más importante del período silente. Contribuyó de manera decisiva a la evolución del lenguaje de un arte todavía muy joven. Sus obras son una imponente muestra de la plástica y la lírica cinematográficas.
10. Fritz Lang (1890-1976).
Precursor y maestro del cine negro, el realizador austríaco también se adentró con éxito en otros géneros como el de aventuras, la ciencia ficción o el western. Con una trayectoria apasionante tanto en el mudo como en el sonoro, tanto en Alemania como en Estados Unidos, Lang mostró el lado más fatalista y pesimista de la naturaleza humana.
11. John Ford (1894-1973).
Quizá el más importante de los directores estadounidenses. Cultivó como ningún otro el que, para mí, es el mayor de los géneros cinematográficos: el western. No obstante, reducir la obra de Ford a un solo género, es simplificar los logros de un cineasta mayúsculo que hizo comedias, filmes bélicos, históricos y de aventuras.
12. Terrence Malick (1943- ).
Uno de los mayores poetas y filósofos del séptimo arte. La obra de Malick, más que la de ningún otro director, debe ser valorada en su conjunto, puesto que supone una progresiva y continua depuración de unos postulados estéticos, narrativos y conceptuales que ya se encontraban en su ópera prima, Malas tierras. Por suerte para nosotros, la evolución de su lenguaje (único por cierto) aún no ha culminado; será entonces, y sólo entonces, cuando podamos colocar al director tejano en el lugar que realmente merece dentro de la historia.
13. Béla Tarr (1955- ).
14. Orson Welles (1915-1985).
L´enfant terrible que revolucionó el mundo del cine con su excepcional Ciudadano Kane. ¿Qué nos hubiera deparado la obra de Welles de haber contado con el apoyo que los productores siempre le negaron? Da rabia sólo de pensarlo… En cualquier caso, el bueno de Orson ha sido, es y siempre será uno de los más grandes creadores cinematográficos.
15. Serguéi Mijáilovich Eisenstein (1898-1948).
Vistos a día de hoy, algunos trabajos de Eisenstein, al igual que los de Griffith, pueden parecer piezas arqueológicas de museo; sin embargo, poseen una importancia capital en la evolución del lenguaje cinematográfico. El cineasta soviético era, indiscutiblemente, un genio. A él le debemos que el montaje no se estancara como simple recurso para ensamblar secuencias.
16. Kenji Mizoguchi (1898-1956).
Qué bellas y elegantes resultan las películas del director japonés, uno de los grandes maestros del plano secuencia. Sus profundos melodramas, donde habitan geishas, samuráis, prostitutas y hasta fantasmas, son tan excelsos que sólo un cinéfilo pecador puede prescindir de ellos.
17. Charles Chaplin (1889-1977).
Tal vez los filmes de Chaplin no sean los mejores técnicamente hablando, pero hay tanta humanidad y belleza en ellos, que no tengo ninguna duda de que se seguirán viendo y disfrutando dentro de un par de siglos.
18. Víctor Erice (1940- ).
Pese a la escasez de su obra, el cineasta español, de una sensibilidad y una capacidad poética insólitas, supo crear un universo propio e intransferible difícilmente comparable con ninguna otra cosa que se haya hecho jamás en el cine.
19. David Lynch (1946- ).
El controvertido cineasta de Montana es el único autor que, bajo mi punto de vista, puede ser etiquetado (si es que se puede hacer tal cosa) como posmoderno. Ha abierto caminos nuevos a partir de influencias viejas. En su obra, marcadamente pictórica, conviven expresionismo, surrealismo, cubismo, simbolismo y clasicismo. Al igual que ocurre con Malick, creo que todavía es pronto para valorar sus logros en su justa medida; no obstante, ahí están.
20. Stanley Kubrick (1928-1999).
Perfeccionista y egocéntrico como pocos, el director neoyorquino siempre mostró una habilidad pasmosa para acometer empresas en cualquier tipo de género. Adelantado a su tiempo en muchas de sus obras, sus pretensiones megalómanas también le jugaron malas pasadas en algunos de sus trabajos. Un grande en cualquier caso.
http://johannes-esculpiendoeltiempo.blogspot.com/2011/09/los-veinte-mejores-directores-de-la.html