DIEGO GALÁN
Madrid 9 MAR 1983
No son pocos los críticos que consideran Los amantes crucificados como la mejor película del cineasta japonés Kenji Mizoguchi, de quien recientemente hemos visto en televisión otras dos obras importantes, La emperatriz Yang Kwei-Fei y Cuentos de la luna pálida. La película de hoy data de 1954 y fue presentada en el festival de Cannes,del año siguiente, donde no obtuvo ninguna mención del jurado. En su lugar fueron galardonadas Marty de Delbert Mann y Continente perdido, de Enrico Gras; sólo se explica la ausencia de Mizoguchi en la lista de premios por haber sido Japón el país ganador de la Palma de Oro el año anterior con La puerta del infierno, de Kinugasa, que también vimos recientemente en televisión.Los amantes crucificadoses, en opinión del comentarista japonés Akira Iwasaki "una película de corte clásico que no tiene equivalente en toda la obra de Mizoguchi. Aquí, el equilibrio es total, lo que no quiere decir que la película carezca de vitalidad: al contrario, en ella se siente la lucha apasionada de un individuo contra la sociedad".
Inspirada en un libro de Morizaemon Chicamatsu, autor que da título original a la película Chicamatsu monogatari, (Una historia de Chicamatsu), narra las desventuras de dos enamorados clandestinos que no disfrutaron de las mínimas libertades que su amor exigía. Durante el siglo XVII los adúlteros eran crucificados porque el honor de los samurais no toleraba la vejación de que su esposa prefiriera a otro hombre, pero en la defensa de tan bárbara tradición intervenían elementos políticos, económicos, intereses oscuros que nada tenían que ver con la honorabilidad. En este aspecto, Mizobuchi es diáfano.

Se entretiene poco Mizoguchi en definir las bases del drama que va a protagonizar su película. A los pocos minutos de comenzada la proyección el espectador que no se deje abatir por la dificultad de un cine poco conocido como es el japonés o por la torpeza del doblaje que imaginarnos similar al de las anteriores películas de Mizobuchi -hechos sin verosimilitud, ampulosos, sin dejarse sensibilizar por el timbre irrepetible de la banda sonora original- ese espectador descubrirá la importancia de una historia que se narra en términos lineales, en clave de melodrama, pero que encierra una de las más apasionadas defensas de la. libertad del hombre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 9 de marzo de 1983
https://elpais.com/diario/1983/03/09/radiotv/416012405_850215.html
Alain Badiou
"En algún momento debemos empezar a hablar del cine. Por eso el tercer ejemplo es un filme admirable del japonés Kenji Mizoguchi. Una película llamada Los amantes crucificados. Tal vez la más bella película de amor realizada. La historia es muy simple. Es un hombre propietario de un pequeño taller al que su esposa no ama. Llega un hombre joven. Estamos en el Japón medieval, donde el adulterio se pagaba con la muerte. Los amantes adúlteros deben ser crucificados. Los dos amantes terminan huyendo al campo. Una escena maravillosa de huida en el bosque y los lagos; se refugian en una especie de naturaleza poética y en un instante, el buen hombre que es el marido trata de protegerlos. Porque él también es culpable si no los denuncia. Trata de ganar tiempo, dice que su mujer partió al interior... un buen marido. Finalmente son llevados a suplicio atados espalda contra espalda. El plano fija la imagen de los amantes atados que van a una muerte atroz y los dos sonríen vagamente, una sonrisa extraordinaria, van así entonces en su amor. No es la idea romántica de la fusión del amor y la muerte. Nunca quisieron morir. Es que el amor resiste la muerte, como lo decía Deleuze y lo marcó respecto a la obra de arte. Es sin duda lo que hay de común entre el amor verdadero y la obra de arte. Es lo que resiste a la muerte. Y esta sonrisa de los amantes es una situación filosófica. ¿Por qué? Porque nos muestra que entre el acontecimiento del amor, el trastoque de la existencia, las reglas comunes de la vida, las leyes de la ciudad y las leyes del matrimonio no hay tampoco una medida común. ¿En esta ocasión, qué nos va a decir la filosofía? Hay que pensar en el acontecimiento y la excepción. Tenemos que saber lo que vamos a decir respecto de lo que no es común. Hay que pensar en el cambio de la vida. Podemos resumir entonces las tareas de la filosofía en relación con las situaciones. Primero hechar luz sobre las elecciones fundamentales del pensamiento. Y esta elección recae siempre entre lo que es interesado y lo que es desinteresado. En segundo lugar hechar luz sobre la distancia entre el pensamiento y el poder, medir la distancia entre el estado y las verdades, saber si se la puede traspasar o no. Y en tercer lugar hechar luz sobre el valor de la excepción, el valor del acontecimiento y el valor de la ruptura. Esto corta la continuidad de la vida contra el conservatismo social. Estas son las tres grandes tareas de la filosofía a partir del momento en que la filosofía cuenta en la vida y es algo distinto a una disciplina académica. Finalmente la filosofía es el lazo entre las tres: la elección, la distancia y la excepción."
- Título original
- Chikamatsu monogatari (The Crucified Lovers)
- Año
- 1954
- Duración
- 102 min.
- País
Japón
- Dirección
- Kenji Mizoguchi
- Guion
- Yoshikata Yoda, Matsutarô Kawaguchi (Obra: Chikamatsu Monzaemon)
- Música
- Fumio Hayasaka
- Fotografía
- Kazuo Miyagawa (B&W)
- Reparto
- Kazuo Hasegawa, Kyoko Kagawa, Yoko Minamida, Eitaro Shindo, Haruo Tanaka,Eitaro Ozawa, Chieko Naniwa, Tatsuya Ishiguro, Hiroshi Mizuno, Hisao Toake
- Productora
- Daiei Studios
- Género
- Drama. Romance | Melodrama. Siglo XVII. Japón feudal. Drama romántico
- Sinopsis
- Adaptación de una obra de teatro (kabuki) del siglo XVII de Chikamatsu Monzaemon. Osan vive en Kioto y está casada con Ishun, un rico y tacaño funcionario. Cuando Osan es acusada falsamente de tener una relación con Mohei, ambos huyen rápidamente de la ciudad. Ishun, por su parte, ordena a sus hombres que los encuentren y los separen para evitar el escándalo. (FILMAFFINITY)
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