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'Liberación Animal', de Peter Singer: 40 años de controversia (Libro completo PDF)

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El filósofo Peter Singer, autor de 'Liberación animal'. Foto: ©Farm Sanctuary

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[PDF]Liberación Animal - ¡Sin Paradigmas!


www.sinparadigmas.com/animalistas/Peter_Singer_Liberacion_Animal.pdf
Su autor, Peter Singer, ha sido uno de los primeros filósofos contemporáneos en argumentar de forma sistemática que aquellos que se oponen al sufrimiento.

Peter Singer 
(1946/07/06 -)

Peter Singer


 

Filósofo y bioético australiano 



Nació el 6 de julio de 1946, en Melbourne, Australia.
Hijo de judíos que emigraron a Australia desde Viena en 1938, después de la anexión de Austria por la Alemania nazi. Se establecieron en Melbourne, donde nació Singer. Tiene una hermana, llamada Joan.

Sus abuelos paternos fueron apresados por los nazis en Lodz y nunca más se supo de ellos; su abuelo materno murió en el campo de concentración de Theresienstadt. Su abuelo, David Oppenheim, publicó numerosos trabajos con Sigmund Freud. Su progenitor importó té y café, mientras que su madre ejerció la medicina.


Cursó estudios en las universidades de Melbourne y Oxford (Inglaterra).

Empezó su carrera como profesor en Oxford desde 1971 hasta 1973. Desde entonces trabajó en varias universidades en Estados Unidos e Italia y desde 1977 fue profesor de filosofía en la Universidad Monash de Melbourne. También está relacionado con el Centro para la Bioética Humana de Monash, del que fue su director desde 1987 a 1991 y es su director adjunto desde 1992.

Singer, considerado como un racionalista del siglo XX, defiende un sistema filosófico que se fundamenta en la razón, no en el sentimiento, en el propio interés, o en condicionamientos sociales. Se interesa por las cuestiones éticas implicadas en la experimentación embrionaria, ingeniería genética, aborto y eutanasia, y adopta ante estos dilemas un enfoque "utilitario preferente", es decir, considera que una acción es éticamente correcta si satisface la prioridad de los afectados y tiene las mejores consecuencias para el mayor número de personas; también rechaza la idea de que matar es malo sin tener en cuenta las circunstancias.

Su libro más conocido es La liberación animal (1975), en el que plantea que la dominación humana de los animales es moralmente indefendible; él es vegetariano. Otros libros suyos son Ética práctica(1979) y ¿Cómo vamos a vivir? (1993). Dona los derechos de sus libros a organizaciones de ayuda internacional y movimientos para la liberación de los animales, y entrega entre el 10 y el 20% de sus ingresos a los pobres, pues cree que los ricos tienen el deber ético de ayudar a los desvalidos.


En 2004 fue reconocido como Australian Humanist of the Year por el Council of Australian Humanist Societies, y en junio de 2012 Companion of the Order of Australia por sus servicios a la filosofía y bioética. Resultó elegido como uno de los diez intelectuales públicos más influyentes de Australia en 2006.

Casado desde 1968 con Renata Diamond; tienen tres hijos: Ruth, Marion y Esther. Renata es novelista y escritora, y ha colaborado en publicaciones con su marido. 


Obras seleccionadas

Animal Liberation: A New Ethics for our Treatment of Animals, 1975
Democracy and Disobedience, 1973
Practical Ethics, 1979
Marx, 1980
The Expanding Circle: Ethics and Sociobiology, 1981
Hegel, Oxford University Press, 1982
How Are We to Live? Ethics in an Age of Self-interest, 1993
Rethinking Life and Death: The Collapse of Our Traditional Ethics, 1994
Ethics into Action: Henry Spira and the Animal Rights Movement, 1998
A Darwinian Left, Weidenfeld and Nicolson, 1999
One World: The Ethics of Globalisation, 2002
Pushing Time Away: My Grandfather and the Tragedy of Jewish Vienna, 2003
The President of Good and Evil: The Ethics of George W. Bush, 2004
The Life You Can Save: Acting Now to End World Poverty, 2009
The Most Good You Can Do: How Effective Altruism Is Changing Ideas About Living Ethically, 2015
Ethics in the Real World: 82 Brief Essays on Things That Matter, 2016.






Dada la importancia del libro, merece la pena repasar, con ocasión de su aniversario, la posición que Singer defiende en él, así como algunas de las controversias que suscita y las cuestiones que deja abiertas.


Liberación animal es un libro no académico dirigido a un público general. Está escrito por un filósofo con una determinada teoría moral —el utilitarismo— y con posiciones particulares sobre problemas morales específicos. Su objetivo es claro: denunciar el especismo y que se abandone el consumo de animales no humanos, en especial en la alimentación. Su método es efectivo: emplea argumentos que la mayoría de la gente ya acepta sin que para ello sea necesario comprometerse con las posiciones más controvertidas que él mismo asume.

Portada 'Liberación animal', Taurus
Igual consideración de intereses
La idea central del libro es que los intereses de todos los individuos que pueden sufrir y disfrutar deben ser igualmente considerados. Esta idea se deriva de la combinación de otras dos que no suelen resultar controvertidas. En primer lugar, la fuerte intuición, ampliamente compartida, sobre la consideración igualitaria de todos los seres humanos. En segundo lugar, la necesidad de ser consistente en el razonamiento moral, es decir, de no incurrir en contradicciones cuando pensamos.
La aceptación de la primera idea es lo que nos lleva a rechazar que se asigne una importancia diferente a los intereses de los individuos con base en, por ejemplo, ciertas características biológicas como el sexo o el color de la piel. De forma similar, puesto que la pertenencia a una determinada especie tampoco afecta a cuán importantes son los intereses de los individuos, tampoco debemos aceptar que ésta sea una característica moralmente relevante. Así, la consideración desigual de intereses basada en la especie de los individuos debe, por consistencia, ser rechazada en tanto que una forma más de discriminación —especismo—, tan carente de justificación como el racismo o el sexismo.
Además, cualquier intento de trazar una diferencia moral entre humanos y no humanos está condenada al fracaso. Como muestra un argumento muy conocido en la literatura en ética animal, el llamado “argumento de la superposición de las especies”, no importa la característica a la que apelemos, algunos seres humanos (por su diversidad funcional u otras circunstancias) no la poseerán. Evidentemente, sería implausible concluir de esto que deberíamos entonces dejar de considerar moralmente a aquellos seres humanos que no cumplen con esas características. Por el contrario, afirma Singer, lo que tenemos que concluir es que la igual consideración de intereses debe ser extendida más allá de la especie humana, incluyendo a todos los seres sintientes, humanos y no humanos.
La segunda idea que podemos encontrar en Liberación animal es también compartida por la mayoría de la gente. Consiste en que siempre que esté a nuestro alcance debemos actuar con objeto de prevenir o reducir el sufrimiento. Esta idea permite a Singer extraer ciertas consecuencias prácticas que se desprenden de rechazar el especismo. Si el sufrimiento importa, habrá de ser así independientemente de quién lo sufra. Por ello, debe importar sea cual sea la especie del individuo que está sufriendo. De este modo, las mismas razones que tenemos para prevenir y reducir los daños que sufren los seres humanos son también razones para prevenir y reducir los daños que padecen los animales de otras especies. En la práctica, esto implica adoptar el veganismo, rechazando participar de todas aquellas actividades que generan sufrimiento a los otros animales, y trabajar activamente por la abolición de toda forma de explotación animal.
El daño de la muerte
Quizás el aspecto más controvertido de la posición de Singer tenga que ver con la ética de matar animales. Como se sugiere en Liberación animal y más tarde se afirma expresamente en Ética práctica (2009), Singer creía, en aquel momento, que sólo aquellos individuos con la capacidad para concebirse a sí mismos en el futuro podrían tener un interés en vivir y, por ello, ser dañados por la muerte. Para Singer, esto se seguía de su teoría ética (el utilitarismo de las preferencias), según la cual la muerte sólo puede ser mala para un individuo si frustra su preferencia por seguir vivo. Dado que la mayoría de animales no posee las capacidades psicológicas necesarias para albergar esta preferencia (ya que no pueden concebirse a sí mismos en el futuro), afirmaba Singer, esto implicaría que la muerte no puede dañarles. Así, sus intereses no nos darían ninguna razón en contra de matarles.
No está claro que el utilitarismo de las preferencias nos fuerce a esta conclusión. Para ello es preciso, además, aceptar los supuestos indicados arriba, que alguien que acepte el utilitarismo de las preferencias puede perfectamente rechazar. Muchos filósofos y filósofas en la actualidad asumen una visión distinta acerca del daño de la muerte. Según ésta, lo que hace más o menos buenas nuestras vidas son las experiencias positivas y negativas que contienen. Así, todos los seres con la capacidad de tener dichas experiencias (humanos y no humanos) pueden ser dañados por la muerte, en la medida en que ésta les priva de las cosas positivas que hubieran experimentado en caso de que siguieran vivos. La conclusión que esto implicaría es que debemos dejar de consumir animales no humanos porque ello causa su muerte, y no sólo —como creía Singer— porque les suponga un gran sufrimiento.
Sin embargo, muy recientemente, Singer ha cambiado su posición sobre el daño de la muerte, animado por su transición del utilitarismo de preferencias al utilitarismo hedonista. Éste último sostiene que lo importante es la maximización de las experiencias positivas y la disminución de las experiencias negativas de los individuos. En uno de sus últimos libros (Lazari-Radek & Singer 2014), Singer reconoce que todos los seres sintientes con una vida que merezca la pena vivir (entendida como una vida que contiene más experiencias positivas que negativas) son dañados por la muerte. Asume ahora, así, una posición sobre esta cuestión que parece más plausible.
Cuestiones abiertas
No obstante, Peter Singer no ha terminado todavía de desarrollar su nueva posición sobre el mal de matar animales. De hecho,  en una charla reciente en Barcelona Singer ha identificado este problema como una de las tres cuestiones abiertas más importantes en ética animal, animando a todas aquellas personas que se dedican a la investigación a trabajar en este tema. Las otras dos cuestiones son, de acuerdo con Singer, cómo comparar el bienestar entre individuos de diferentes especies y si debemos intervenir en la naturaleza para ayudar a los animales en situación de necesidad.
Evidentemente, muchas de nosotras no estamos de acuerdo con la perspectiva general utilitarista de Peter Singer. A lo largo de estos cuarenta años, su posición ha sido fuertemente atacada desde diferentes teorías éticas. Desde perspectivas deontológicas se incluyen los ejemplos célebres de Tom ReganGary FrancioneEvelyn Pluhar Christine Korsgaard o Mark Rowlands. Más allá de éstas, la consideración de los animales no humanos ha sido defendida desde otras perspectivas éticas similarmente críticas con el utilitarismo, como es el caso del igualitarismo, tal y como han apuntado autores como Ingmar Persson Peter Vallentyne o Nils Holtug. Otros enfoques incluyen la ética de las virtudes y la ética del cuidado.
Quizás, una de las críticas más importantes que ha recibido Liberación animal esté relacionada con el compromiso que asume Singer con lo que se conoce como agregacionismo. Según esta idea, lo que debemos hacer es maximizar la suma total del bienestar de los individuos, sin atender a la manera en que éste está distribuido entre ellos. Esta toma de posición aleja a Liberación animal de la neutralidad que pretendía asumir ante problemas éticos más controvertidos, como es el caso paradigmático de la experimentación con animales no humanos. Asumir un punto de vista agregacionista en este caso implica aceptar que estaría justificado sacrificar el bienestar o la vida de uno o más individuos mediante experimentación, si con ello lográramos para otros individuos un beneficio mayor.
Otras posiciones éticas, como muchas de las consideradas anteriormente, también estarían en desacuerdo con Singer en este punto. Rechazarían, pues, que el mero hecho de que una acción tenga como resultado un beneficio mayor para unos baste para justificar perjudicar a otros. Ahora bien, con independencia de cuál sea la teoría ética que adoptemos, abandonar el especismo exigirá que nuestras conclusiones respecto de lo que está justificado o no, en términos de experimentación, se apliquen tanto a animales no humanos como a seres humanos en circunstancias similares. Así, en todo caso, si no estamos dispuestos a someter a seres humanos a experimentación, aunque de ello se beneficiaran muchos individuos, tampoco deberíamos aceptarlo respecto de animales no humanos. E, inversamente, aceptar la experimentación con animales no humanos implica aceptar también la experimentación con seres humanos.
De todos modos, y a pesar de nuestro potencial desacuerdo con la posición de Singer, es preciso reconocer que pocos trabajos han tenido un impacto tan grande como Liberaci ó n animal en el cambio de las actitudes especistas y en las conductas ante la situación en la que se encuentran la mayoría de animales no humanos.
Hace 40 años, Peter Singer se dio cuenta de que trabajar en la defensa de los animales no humanos era una de las formas más efectivas de conseguir un mundo mejor. Dado el trabajo que todavía queda por hacer y los millones de individuos que pueden resultar beneficiados (considerando tanto los animales que viven bajo explotación humana como los que viven en la naturaleza), a día de hoy esto sigue siendo verdad.
Referencias:
Singer, P. (2009). Ética pr áctica. Madrid: Akal Ediciones.
Singer, P. (2011). Liberaci ón animal. Barcelona: Taurus.
Lazari-Radek, K. & Singer, P. (2014). The Point of View of the Universe. Sidgwick and Contemporary Ethics. Oxford: Oxford University Press.



"Necesitamos una metodologia para luchar por los derechos de los animales". Entrevista a Peter Singer


Peter Singer 

14/06/2018
Filósofo de referencia para todos los defensores de los derechos de los animales, Peter Singer ha recuperado las luchas victoriosas de la activista estadounidense Henry Spira para deducir "preceptos para cambiar el mundo". Entrevista de Joseph Convafreux para Mediapart con motivo de la reciente visita de Singer a París para presentar la traducción francesa de su libro Ethics into Action: Henry Spira and the Animal Rights Movement.
Este filósofo australiano que enseña bioética en la Universidad de Princeton, Estados Unidos, se dio a conocer como uno de los primeros defensores de los derechos de los animales no humanos, con su manifiesto y su libro Liberación Animal sobre la condición animal.
En su nuevo libro, traza la trayectoria de Henry Spira, activista estadounidense desconocido en Europa, pero que forjó la metodología de la campaña política y luchó victoriosamente contra los experimentos en animales.
Después de haber sido capaz de doblegar a McDonald, el FBI o L'Oreal, su trayectoria permite, para Peter Singer, identificar metodologías y los "preceptos para cambiar el mundo."
¿Por qué era importante escribir la biografía de Henry Spira?
Peter Singer: No es exactamente una biografía, aunque se incluyan elementos biográficos. Es una descripción de las luchas victoriosas en las que participó Henry Spira. Me parecía importante darlas a conocer y explicar cómo consiguió tales éxitos, sobre todo en relación con la causa de los animales, como utilizó estrategias que están al alcance de cualquier activista del movimiento.
Él, como nadie antes, logró reducir el sufrimiento animal y cómo viven los animales. ¿Cómo lo consiguió? Henry Spira no era rico y no estaba predestinado a dirigir una gran organización. Mi objetivo es dar a conocer como una sola persona puede hacer una aportación tan importante.
¿Cuáles fueron sus mayores éxitos?
Ha permitido, por ejemplo, que se puedan comprar cosméticos no probados en animales, al exigir que las grandes empresas como Revlon, Bristol-Myers y L'Oréal cambiasen sus prácticas y dedicasen recursos para desarrollar alternativas a la experimentación con animales. Millones de animales han escapado así a grandes sufrimientos. También consiguió que compañías como Procter and Gamble, dejasen de envenenar animales para probar sus nuevos productos.
Tras sus victorias en relación con las pruebas en animales, se dedicó a la difícil situación de los animales utilizados para alimentar a los seres humanos. Si los experimentos con animales implicaban a millones de ellos, en el campo de la alimentación afectaba a cientos de millones, incluso a miles de millones, cada año, sólo en Estados Unidos. Se tardó más tiempo, pero consiguió en particular que una empresa como McDonald redujese el estrés y el sufrimiento de los animales que utiliza para sus hamburguesas. Ayudó a cambiar la forma en que la industria alimentaria trata a los animales.
¿Hay que considerarlo como un radical o un moderado?
Siempre ha sido radical en cuanto a sus objetivos finales con respecto a los animales. Antes de su lucha por los derechos de los animales, provenía de un ambiente político muy radical, ya que era miembro de un grupo trotskista. Lo abandonó porque creía que sus camaradas estaban desconectados de las realidades y hablaban constantemente de una revolución que no llegaba.
Pero participó en el movimiento por los derechos civiles en el Sur de los Estados Unidos. Después de la Revolución cubana, visitó la isla. Hablaba español con fluidez porque su familia había huido de Europa para escapar de los nazis a través de Panamá. Quería ver lo que la revolución hacía a favor de los campesinos y apoyó la Revolución cubana en sus inicios. En este sentido, fue un radical.
Pero se dio cuenta de que era inútil esperar que una gran revolución lo cambiase todo de golpe. La manera de lograr un cambio real era proceder paso a paso. Nunca perdió de vista los objetivos finales contra la explotación animal, pero consideró necesario comenzar a reducir el sufrimiento de millones de animales y educar al público acerca del mismo.  
¿Qué estrategia puso en práctica para lograr estos resultados?
Primero: obtener información totalmente fiable acerca de los hechos cuya publicidad pudiera resultar comprometedora. Por ejemplo, en el caso de la campaña contra la compañía de cosméticos Revlon, usó la Freedom of Information Act para obtener documentos que Revlon tuvo que proporcionar al gobierno para obtener los permisos de producción y distribución en relación con la seguridad de los nuevos productos de la compañía. Estos documentos contienen información precisa acerca de los experimentos con animales.
Segundo: no hay que exagerar la información disponible, debido a que su credibilidad es esencial y depende de ello.
Tercero: si se desea cambiar los procedimientos de una empresa o institución, hay que establecer un diálogo con ella. "Tenemos documentos que muestran un comportamiento que no es aceptable. ¿Están dispuestos a cambiarlo?”.  En algunos casos, las empresas han aceptado fácilmente cambiar sus procedimientos. Pero la mayoría, especialmente al comienzo y cuando nadie sabía quién era y de lo que era capaz, no le escuchó.
Spira comenzaba una campaña, hacía presión, como con un tubo de pasta de dientes, hasta que el bloqueo saltaba. Hacía pública su información. En algunos casos, recogió dinero para pagar una página completa en el New York Times. En el caso de Revlon, la publicidad preguntaba “¿A cuántos conejos dejará ciegos Revlon a la búsqueda de la belleza?". Revlon es una empresa dedicada a la belleza y la elegancia, y la idea de dejar ciegos a conejos para probar sus productos no encajaba con su imagen.
La campaña no exigía que Revlon cesase todos sus experimentos de inmediato, porque Spira sabía que eso les impediría desarrollar nuevos productos para el mercado, y que no era posible pedírselo. Así que, al mismo tiempo que aumentaba la presión, ofrecía salidas. En este caso, le pidió a Revlon dedicar una parte de sus ganancias a buscar alternativas a las pruebas en conejos.
Su estrategia era ejercer presión sobre una empresa, con un objetivo realista que finalmente pudiese aceptar.
El libro ha sido traducido al francés, por esta razón, con el título Teoría de la pasta de dientes. Pero el último capítulo se titula “La estrategia del cacahuete". ¿Qué significa ?
Es una metáfora, construida a partir del epitafio que Spira quiso para su tumba: "Empujó el cacahuete hacia adelante",  lo que significa que había dejado el mundo un poco mejor que como lo encontró. La relación entre la pasta de dientes y los cacahuetes puede estar en la idea de que no podemos alcanzar el resultado final y un mundo perfecto, pero podemos hacer que las cosas se muevan en esa dirección.
¿Esta estrategia se puede aplicar a cualquier lucha política? ¿Realmente podemos definir una metodología para que una acción política tenga éxito?
Creo que sí, al menos para todo movimiento que tenga objetivos específicos, con consumidores o usuarios sobre los que actuar. Esto puede incluir tanto empresas privadas como instituciones públicas. Pero es cierto que si se quiere influir sobre el desarme nuclear, por ejemplo, es probablemente otro asunto.
Henry Spira no dedicó mucho tiempo a tratar de cambiar aspectos clave de la política gubernamental, incluso si actuó en relación con algunas leyes y reglamentos. No podía recaudar el dinero suficiente para hacer campañas a mayor escala, y por eso se centró en su lucha en ciertos comportamientos de las empresas o instituciones. Pero creo que podemos seguir una metodología de acción, desde el momento en que tenemos objetivos realistas.
Usted define su estrategia en el libro como una "estrategia del mal menor”.¿Quiere decir esto que el mal en sí mismo no puede ser erradicado? 
El mal no puede ser erradicado de golpe. Primero debe reducirse el mal, y así será posible eliminarlo. Pero Henry Spira era realista y aceptaba la complejidad de la naturaleza humana. No creía que las empresas contra las que hizo sus campañas encarnasen el mal, y no creía que fuera necesario distinguir entre santos y pecadores. No creía que se pudiera reprogramar sus comportamientos simplemente diciendo, "Usted es un pecador y nosotros somos unos santos”.Había una lógica en que McDonalds o Revlon quisieran obtener beneficios y satisfacer a sus accionistas. La pregunta que se planteaba Spira es cómo, a partir de ahí, se podía cambiar su comportamiento mediante la presión.
¿Se trata de cambiar gradualmente el sistema o de hacer lo posible dentro del sistema para que funcione?
Es una manera de cambiar el sistema de forma gradual. Volviendo a los animales y la industria de la carne, cada paso que das, cada mejora del bienestar de los animales, aumenta mecánicamente el precio de los bienes vendidos. Esto hace que la competencia con otros productos peores en el mercado sea más fácil y que los productos vegetales puedan llegar a ser competitivos con los productos de origen animal.
En definitiva, se está desarrollando hamburguesas con sabor a carne, pero que no la contienen. Henry Spira era consciente de ello. Creía que la evolución hacia un mundo vegetariano sería más fácil si la producción de carne era más cara. Está claro que se necesita mucho tiempo. Pero si alguien cree que va a abolir la industria cárnica en diez años, se equivoca, y es importante avanzar hacia ese objetivo de forma progresiva.
Spira trabajaba a menudo solo. ¿No limitaba ello su lucha, cuando sabemos que lo que ganan los planteamientos y las luchas cuando son colectivas?
Henry Spira era en realidad un carácter solitario, pero consultaba mucho y construía continuamente coaliciones. Era consciente de los límites de su conocimiento y su experiencia. Antes de lanzar su campaña contra Revlon, consultó a muchos científicos para entender que era factible. Y, dependiendo de las batallas que emprendiese, aunque nunca tuvo un comité o dirigió una gran organización, construyó coaliciones ad hoc. No trabajaba solo, aunque estaba particularmente preocupado por evitar la engorrosa burocracia activista.
¿Qué le ha inspirado Henry Spira más allá de sus metodologías de acción?
Fue muy importante para mí apropiarme de las técnicas y estrategias a aplicar para cambiar las cosas. Pero también me influyó en lo que respecta a la manera de vivir. Al final de su vida, mientras yo estaba escribiendo este libro y él padecía el cáncer que le mató, me enseñó una especie de ecuanimidad frente a la muerte.
Tenía una filosofía de la vida que me ha influido, ya que, a pesar de que materialmente no tenía gran cosa antes de morir, estaba sereno, porque tenía la sensación de haber hecho un montón de cosas que valían la pena.
Su libro, Liberación animal, que inauguró una reflexión sobre la causa de los animales, fue escrito hace ya cuarenta años. ¿Qué ha cambiado?
Muchas cosas. En ese momento, nadie pensó que los animales podrían ser una cuestión política seria. La preocupación por los animales parecía restringida a los ancianos por sus gatos. Se menospreciaba a las personas que se preocupaban por estos temas. Ya no es así. Hay muchas organizaciones que se ocupan de estas cuestiones y mucha más gente cree que es un tema importante.
Por otra parte, algunas leyes han impuesto cambios reales en el tratamiento de los animales. En Liberación animal, abordaba como se maltrataba a los animales de granja, y se ha regulado mejor, aunque se sigue haciendo mucho daño en las granjas industriales. Pero ha habido progreso, y ese libro y las ideas que contenía han avanzado.
Por otra parte, en los últimos años, ha habido un gran impulso del estilo de vida vegano. Cuando escribí mi libro, nadie entendía el término ni lo que significaba. Pero ahora sí. Y ello hace posible el desarrollo de alternativas a la cría de los animales, lo que reduce su poder económico.
¿Quiere decir que todos debemos convertirnos en vegetarianos o veganos? En otras palabras, ¿lo primero es cambiar uno mismo o priorizar que las cuestiones de los animales formen parte de la agenda política?
Podemos hacer las dos cosas a la vez. Hay que reconocer que las personas no tienen el mismo nivel de conciencia. Algunos están dispuestos a ser veganos y no comprar productos de origen animal. Otros a ser
vegetarianos. Y a una gran mayoría le gustaría que el sufrimiento de los animales se mitigara, pero aún no están preparados para cambiar sus formas de consumo. Este grupo es políticamente el más significativos. Y la prioridad es alentarles para que su voto esté condicionado por las cuestiones de animales, y no que todos se hagan vegetarianos.
¿Qué falta para defender adecuadamente los derechos de los animales?
Todavía carecen de un peso político real. Aquí, en Francia, la actuación del Parlamento ha sido muy decepcionante sobre este tema, en comparación con las promesas de Emmanuel Macron durante la campaña. El movimiento por los derechos de los animales tiene que estar mejor organizado políticamente. Necesitamos que sus votos cuenten y que castiguen a los políticos que no se preocupan por estos temas.
La causa de los animales ¿es transversal o se sitúa en la izquierda, en un proyecto emancipatorio más amplio?
La lucha por los derechos de los animales me parece ser parte esencial de la izquierda, pero también puede implicar a la derecha. Matthew Scully, que era uno de los escritores de George Bush, es muy conservador. Ha escrito un excelente libro sobre el tema, que no habla de derechos de los animales, pero si de la compasión por los animales. Se sitúa en una perspectiva cristiana, pero llega a las mismas conclusiones que yo. Creo que podemos utilizar la dimensión religiosa para atraer a las personas más conservadoras y que exijan un trato digno para los animales.
es profesor de Bioética en la Universidad de Princeton, EEUU, y autor de numerosas obras de ética aplicada, entre ellas "Liberación animal".
Fuente:
https://www.mediapart.fr/journal/culture-idees/100618/peter-singer-il-manque-un-relais-pol

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