Por razones que al autor le bastan, a muchos lugares, personas, observaciones e impresiones no se les ha dado cabida en este libro. Hay secretos, y hay cosas que todo el mundo sabe y de que todo el mundo ha escrito y sin duda volverá a escribir.
No se encontrará mención del Stade Anastasie, donde los boxeadores servían de camareros a las mesas entre árboles, y el ring estaba en el jardín. Ni de los entrenamientos con Larry Gains, ni de los grandes combates a veinte asaltos en el Cirque d'Hiver. Ni de buenos amigos como fueron Charlie Sweeney, Bill Bird y Mike Strater, ni de André Masson ni de Miró. No se dice palabra de nuestros viajes a la Selva Negra, ni de las exploraciones de un día por los bosques que tanto nos gustaban, alrededor de París. Sería estupendo que todo hubiera cabido en el libro, pero por ahora nos quedamos con las ganas.
Si el lector lo prefiere, puede considerar el libro como obra de ficción. Pero siempre cabe la posibilidad de que un libro de ficción arroje alguna luz. sobre las cosas que fueron antes contadas como hechos.