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Manuel Castells “Si hay tecnología informática generalizada y si hay Internet, la escuela no será igual”

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Manuel Castells, especialista en nuevas tecnologías de la información y la comunicación

 “Si hay tecnología informática generalizada y si hay Internet, la escuela no será igual”

Manuel Castells El renombrado sociólogo catalán Manuel Castells, especialista en nuevas tecnologías de la información y la comunicación, pasó por Buenos Aires, donde dictó un seminario invitado por Fundación Telefónica. En diálogo con EducaRed, pasó revista a sus actuales investigaciones y reflexionó acerca de la sociedad de la información y el impacto de la aplicación de las nuevas tecnologías en el sistema educativo.    



EducaRed: ¿Cuáles son las investigaciones que lo ocupan actualmente?

Manuel Castells: Estoy investigando dos cosas. La primera es la que hemos lanzado en este seminario de Buenos Aires: el papel de la comunicación móvil en el desarrollo económico y social de América Latina, una investigación que hacemos con el apoyo de Fundación Telefónica, desde la Universitat Oberta de Catalunya, y que involucra a una red de investigadores latinoamericanos. Esta es una línea de investigación que llevo desde hace tres años y que ahora pasa de la elaboración de datos secundarios a la generación de datos y de información específicamente para América Latina. Es un proyecto grande, con un gran equipo de investigación distribuido en el continente.

El segundo gran tema, que es mi tema personal en el que estoy trabajando con apoyo de estudiantes, es un tema que hace tiempo me preocupa y que será mi próximo libro, que es comunicación y poder. La idea es que el poder en las sociedades se juega sobre todo en el espacio de las comunicaciones. La construcción de categorías culturales, la autonomía cultural frente a los intentos de manipulación mediática… La política es la política mediática en todas las sociedades en este momento. Si bien esto ya es clásico, lo que quiero es documentarlo un poco más, analizar en detalle la “política del escándalo”. En ningún país la política se hace con batallas de ideas sino con dossier filtrados a la prensa y con escándalos. Lo que sí es nuevo es que toda esta relación entre comunicación y poder basada en el mundo de los medios de comunicación de masas se transforma por la aparición de Internet y la comunicación móvil. Y se transforma con las redes de comunicación horizontal y autónomas, que permiten que la gente se comunique entre sí y que puedan generar cortocircuitos en los grandes sistemas de comunicación. Y esto abre el juego completamente. En cierto sentido, es una forma de renacimiento, en un nuevo contexto histórico, de lo que fue la tradición anarquista. Y esto en un catalán resuena con fuerza. Es un cierto neo-anarquismo, interesante desde el punto de vista intelectual porque siempre había sido el marxismo el que ponía énfasis en el desarrollo de las fuerzas productivas y la socialización de la producción. Miren por dónde el desarrollo de las fuerzas productivas ha incrementado la capacidad de autonomía individual y, por tanto, la infraestructura material de ideologías libertarias y neo-anarquistas. Es una de las paradojas interesantes de la historia.

ER: Usted plantea cómo han cambiado las prácticas comunicativas a través de toda la red inalámbrica, tanto el wi-fi como los celulares. ¿Cuál sería esta potencia para nuestro país y Latinoamérica, por ejemplo en zonas rurales, dentro del sistema educativo? Hasta ahora, una de las condiciones materiales para que se pueda incluir tecnología en las escuelas es la banda ancha. ¿Cómo ve ahora esta potencia de la red inalámbrica para zonas donde también esto es dificultoso?

MC: Claro, porque extender la red sobre la base de una línea de teléfono fijo es extremadamente caro. Entonces el gobierno tiene que gastarse un altísimo presupuesto en subsidios. Y desde el punto de vista de las operadoras, es muy difícil llegar al último pueblo. Bueno, ya sabemos que la población en América del Sur en general y en la Argentina en particular es predominantemente urbana. En la Argentina sólo queda entre 12 y 15 por ciento de población rural, pero esto no implica que se la abandone a la prehistoria. En las zonas de población rural, y también en algunas zonas en que el servicio de telefonía fija es todavía muy débil, la posibilidad de un desarrollo de comunicación inalámbrica, con banda ancha, es lo importante. Y con acceso a Internet, como mínimo y para empezar, pero por telefonía móvil. Y luego la red del wi-fi puede permitir la relación sin cable de escuelas enteras y del pueblo entero. Hay toda clase de experimentos de comunidades rurales que se montan sus wi-fi, tranquilamente, con un trozo de metal; se “cuelgan” de cualquier red o circuito que pase por ahí.

Hay una cosa que está ocurriendo en el mundo, de la que nos estamos danto cuenta ahora, y es la enorme demanda de comunicación que tiene la gente. Es cierto que los pobres pagan más por su comunicación, y por lo tanto se comunican menos, pero no se quieren privar de la posibilidad de comunicación. Será con la tarjeta prepago, será con el sistema de llamar para que devuelvan la llamada; toda clase de estrategias para ahorrar dinero sin renunciar a la comunicación. Y las encuestas muestran que, en términos de equipamiento del hogar, la primera demanda sigue siendo la televisión –el bien más valorado–, pero la segunda es el móvil, porque el móvil es el acceso a la comunicación, y la comunicación es la que permite el lanzamiento individual, de pequeña empresa, educativo, etcétera. Entonces, en el ámbito educativo, esto es absolutamente fundamental porque sólo a través de este tipo de comunicación se podrá llegar a extender la red de Internet en la cual está la información y el conocimiento.

En términos de la utilización de Internet en el sistema educativo en países como Argentina el tema más importante, en mi opinión, es el de la formación de los maestros. Pero no la formación de los maestros en Internet sino a través de Internet. Y formar a los maestros no es solo poner tecnología en las aulas. Hace falta, sí, pero si pones tecnología en las aulas y los maestros no saben utilizarla, los niños los “cortocircuitan”. Porque los niños conocen Internet, no hace falta que les enseñes nada, pero también necesitan cierto encuadramiento y orientación. El maestro, y esto no ha cambiado, sigue siendo el centro del sistema educativo. Lo que ocurre es que, en un mundo de cambio permanente, si el maestro no está constantemente reciclado, le resulta imposible satisfacer la demanda. Con lo cual, la reforma educativa fundamental es: primero, mejores condiciones de trabajo y de salario para los maestros. Segundo: cursos de reciclaje mientras están trabajando.

ER: Venimos leyendo “el espacio es flujos”, “el tiempo atemporal”, todas esa nuevas formas en que los lazos sociales se establecen. Estamos en una escuela creada en el siglo XVIII para regular los tiempos, para regular los espacios. Ahí también hay una especie de desafío enorme para la institución escolar.

MC: Depende de los niveles educativos y de formación. A nivel de primaria y secundaria, en temas estrictamente de transmisión de información se puede poner a los niños en Internet. Lo que es un artilugio totalmente anticuado es el libro de texto. Los libros de texto deberían desaparecer. Me refiero al manual que el maestro se lee antes de dar la clase. Ese es un elemento de retraso cultural; lo que pasa es que hay una industria montada en torno a los manuales escolares mucho más importante que otras industrias, además de los intereses políticos que tienen que ver con los contenidos.

Internet haría posible una educación sin maestros, una escuela virtual. Ahora bien, lo que ocurre es que pedagógicamente todos sabemos que no es posible, porque la escuela no es sólo transmisión de información sino formación de la personalidad y desarrollo de la persona. Y en eso la escuela de la sociedad industrial fue un gran invento, porque permitió socializar a los niños fuera de la familia. Por tanto, hay que mantener la escuela como espacio, pero una escuela en que lo esencial sea la relación psicopedagógica para la formación de personalidad, y el acompañamiento por parte del maestro en la elaboración de la información que se puede encontrar en Internet, con lo cual el maestro debe saber qué buscar en Internet y qué hacer con lo que encuentra. De modo que volvemos al tema de la formación de los maestros.

Ahora bien, eso cambia radicalmente en la formación de adultos, tengan o no tengan formación universitaria previa. Ahí pongo como ejemplo mi experiencia concreta en la Universitat de Catalunya, considerada la universidad virtual más avanzada del mundo. Ahí hay 45 mil estudiantes en total, muchos de Latinoamérica. Más o menos la mitad ya tiene diploma universitario y un 80 por ciento trabaja tiempo completo y su única forma de seguir estudiando, progresando, es hacerlo virtualmente. Y la calidad de la formación que recibe es como mínimo igual, pero seguramente superior, a la formación presencial de universidades equivalentes. Entre otras cosas porque hay una atención mucho más personalizada, por un sistema de tutoría, etcétera. Ahora, cuidado, muchas de las universidades virtuales del mundo no son de gran calidad. Lo que se puede decir es que hay métodos de formación virtual profesional, universitaria y de posgrado de absoluta calidad. Pero hay dos cosas. Uno: es más cara, porque hay que invertir en profesores, educadores, tutores…  Y lo segundo es que esto vale para la gente ya formada a nivel de personalidad. En la UOC también hay espacios sociales de comunicación, no sólo espacios interactivos de enseñanza. Hay encuentros presenciales o fiestas, es decir se puede introducir una dimensión social y humana, pero no puede ser el espacio de socialización que necesita un niño de 12 años o un joven de 18 años que está en la universidad. La educación que puede salirse del espacio físico construido por el sistema tradicional puede revolucionarse a partir de una cierta edad. Y se debería revolucionar en gran parte y cada vez más. Incluso la universidad tradicional, la universidad presencial, por ejemplo las grandes universidades americanas, ya son universidades muy híbridas. Berkeley, MIT, Columbia... Son universidades híbridas. Yo tengo más interacción en California con mis estudiantes por e-mail o, con algunos grupos de trabajo, en el social text. Y esto pasa en universidades presenciales. Esto es lo que tenemos que empezar a desarrollar pero no con la mentalidad mesiánica de que todo va a lo virtual. Todavía utilizamos, sobre todo, texto. Hay que utilizar tecnología YouTube, tecnología Second Life. Yo veo a las universidades virtuales como un Second Life. La exploración metodológica y pedagógica de ese mundo virtual está empezando.

ER: Volviendo a su investigación relacionada con los teléfonos celulares, que para nosotros también es un interés importante. Hay mucho debate hoy en las escuelas medias. Como decíamos antes, regulan el tiempo y el espacio y también regulan el tiempo y el espacio de la movilidad de la comunicación. Hoy los profesores de colegios secundarios prohíben el uso de celulares en la escuela. Hay todo un tema de control y poder, de comunicación e información dentro de la escuela. Nosotros estamos empeñados en ver cómo estudiar eso y cómo generar otras propuestas en relación con los celulares en la escuela.

MC: En primer lugar, es una batalla perdida, así como es una batalla perdida intentar que la gente no baje música de Internet. Qué hacen los chiquitos cuando les dicen que no usen el celular? Obviamente se llevan el celular. Yo creo que ahí el tema es el contrario: hacer clases tan interesantes, y si es posible con Internet, como para que no se distraigan con el celular. Si la alternativa es sólo disciplina y represión… No funciona porque los niños y las niñas se hartan de la escuela. En España hay 30 % de abandono escolar y en California 32 %. También puede producir explosión de violencia. En un mundo en que los chicos y las chicas tienen más información y más capacidad de manejarse que sus padres y que sus maestros. Y que tiene saturación de imágenes, de publicidad y de sexualidad, desde los diez o los doce años. En un mundo en que ellos tienen el control de un montón de procesos, intentar ganar la batalla por disciplina tipo escuela de la Tercera República francesa es contraproducente.

ER: Hay ciertos discursos políticos que plantean para las políticas de Estado en materia educativa la inclusión de tecnologías en las escuelas cual talismanes que van a resolver todos los problemas. Frente a ese tipo de discursos, algunos académicos plantean que las tecnologías van a entrar en las escuelas pero las escuelas van a permanecer como tales, que no pasa por las tecnologías el cambio; ¿cuál es el lugar que usted les asigna a las nuevas tecnologías en la educación?

MC: Creo que hay experiencias interesantes en ese sentido. He hablado con la gente de Educ.ar, que está intentando hacer innovación tecnológica. A mí me parece bien introducir una computadora por niño en las escuelas. La idea en sí está bien, pero sabemos que junto a la computadora hay que hacer un cambio organizativo en la escuela y en la formación del maestro para saber qué se les explica a los niños desde esa computadora. La computadora es una condición necesaria pero no suficiente. Está bien la introducción de tecnología educativa en la escuela. Lo que yo haría es combinar más lo que es Internet. Creo que hay una tendencia a que sea un circuito cerrado y creo que es fundamental abrirlo a Internet.

ER: Y también que se den las condiciones de ubicuidad y saturación, que es parte esencial en el proyecto. Saturar todo un sector para que esa posibilidad de conexión sea real.

MC: Yo lo único que diría es que empiecen por alguna parte. Es un proceso complejo. Volviendo a esa idea de que la escuela sigue igual aunque haya tecnología… Bueno, si lo que hacen con la tecnología es encerrarla en un armario, sí, todo seguirá igual.  Pero si hay una tecnología informática generalizada y si hay Internet, la escuela no será igual. Se puede canalizar todo esto en un nuevo proyecto pedagógico, o que el proyecto pedagógico tradicional siga, resbale sobre la tecnología y los niños utilicen la tecnología para hacer otras cosas que no tienen nada que ver con la escuela. Lo que está claro es que cambio tecnológico, cambio organizativo, cambio en recursos humanos y cambio de relación entre maestros y estudiantes es parte del mismo sistema. Si una pata del sistema se rompe, lo demás no funciona.  

ER: ¿Qué aprendizajes podríamos tomar los países de Latinoamérica de ciertos casos, como el finlandés, que usted ha analizado?

MC: De los países occidentales, Finlandia siempre está en el top del ranking. Obviamente que tienen tecnología, computadoras e Internet en todas las escuelas, pero también lo tienen en otros sitios. El tema son los maestros. En Finlandia, los maestros tienen buenas condiciones de vida, buen sueldo y buena  formación. Y después, hay un trabajo específico de reciclaje constante. El maestro es una figura muy valorizada en la sociedad finlandesa, se los trata muy bien y, fundamentalmente, se los forma muy bien.

Manuel Castells nació en Barcelona en 1942. Exiliado bajo la dictadura de Franco, estudió sociología con Alain Touraine en París, y en 1966, a los 24 años, se convirtió en el profesor más joven de la Universidad de París.
Es docente en la Universidad de Berkeley, Estados Unidos, y de la Universitat Oberta de Catalunya. También ha enseñado en América Latina, Singapur, Japón, Taiwán y Corea. En todos los casos enfocó su atención sobre el desarrollo de las tecnologías de la información y su impacto sobre la sociedad. Fue a partir de los libros de Castells que apareció una visión comprensiva de los mecanismos de la economía de la información y sus consecuencias sociales en todo el mundo. Autor de numerosas investigaciones sobre el tema, su obra clave es una monumental trilogía publicada bajo el título general de “La era de la Información”.


Entrevista realizada por Marilina Lipsman y Lila Pinto.

http://web.archive.org/web/20100925220434/http://educared.org.ar/biblioteca/dialogos/entrevistas/entrevista_castells.asp

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