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Konrad Lorenz: biografía y teoría del padre de la etología (Textos y vídeos)

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“El vínculo entre un hombre y un perro es el más duradero que existe en esta Tierra”

Konrad Lorenz, etólogo austriaco (1903-1989).

Konrad Lorenz: biografía y teoría del padre de la etología

El fascinante ámbito de estudio del comportamiento de los animales nació gracias a este científico.

Konrad Lorenz, autor de libros muy influyentes sobre la conducta animal y ganador del Premio Nobel de Fisiología o Medicina de 1973, es considerado uno de los padres de la etología moderna, la ciencia que analiza el comportamiento de los animales mediante técnicas propias de la biología y de la psicología.
En este artículo hablaremos de la biografía de Konrad Lorenz y sus aportaciones teóricas más significativas, especialmente el concepto de la impronta y otros desarrollos clave en el campo de la etología. Para este último aspecto haremos un breve repaso de la fundación de la disciplina, en la que Niko Tinbergen también tuvo un papel fundamental.

Biografía de Konrad Lorenz

Konrad Zacharias Lorenz nació en Viena en el año 1903, cuando la ciudad aún era la capital del Imperio austrohúngaro. Durante su infancia Lorenz ya mostró un interés muy intenso por los animales que lo llevaría a dedicarse a la zoología, con especial atención a la ornitología. Desde pequeño tuvo un gran número de mascotas, algunas de ellas muy poco habituales.
No obstante, la trayectoria universitaria de Lorenz empezó por la medicina; en 1928 obtuvo un doctorado en esta disciplina, y no fue hasta 1933 cuando finalizó sus estudios sobre zoología, doctorándose también en su verdadera vocación. Durante esta época Lorenz estudió el comportamiento y la fisiología de distintos animales y dio influyentes charlas al respecto.
Lorenz vivió en Alemania durante el nazismo. En esta época simpatizaba con las ideas eugenésicas de Hitler y colaboró con el régimen en calidad de psicólogo, si bien posteriormente intentó negar su afiliación a este movimiento y mostró su rechazo al genocidio. Participó en la guerra como médico y fue prisionero de la Unión Soviética entre 1944 y 1948.
Tras ser liberado Lorenz volvió a Austria, donde se le concedieron cargos importantes en distintas instituciones relacionadas con la etología, la fisiología y la psicología; además fundó el Instituto Max Planck de Fisiología de la Conducta. En sus últimos años se centró en la aplicación de sus ideas al comportamiento humano. Murió en 1989 en su ciudad natal.

La fundación de la etología

En el año 1936 Konrad Lorenz conoció a Niko Tinbergen, que también era ornitólogo además de biólogo. Los estudios con gansos que llevaron a cabo juntos constituyeron el punto de partida de la disciplina cuya fundación se atribuye a estos autores: la etología, basada en el estudio científico de la conducta animal, especialmente en contextos naturales.
Aunque las aportaciones de autores como Jean-Baptiste Lamarck o Charles Darwin son claros antecedentes de la etología moderna, esta ciencia no se empezó a desarrollar y a popularizar en la forma en que hoy la conocemos hasta que Lorenz y Tinbergen llevaron a cabo sus estudios, primero en Europa y posteriormente también en los Estados Unidos.

Un concepto fundamental de la etología es el de los patrones fijos de conducta
, planteado por Konrad Lorenz y su maestro Oskar Heinroth. Se trata de respuestas instintivas y preprogramadas que se producen en respuesta a estímulos ambientales específicos; esto incluiría, por ejemplo, los rituales de apareamiento de muchos tipos de ave.La etología se subordina de forma prioritaria con la biología, si bien también mantiene una relación muy relevante con la psicología. En este sentido, la etología se focaliza en el comportamiento de los animales no humanos, mientras que la psicología comparada se interesa más bien por las similitudes y las diferencias entre éste y el de nuestra especie.

El fenómeno de la impronta

Mientras observaba la conducta de crías de pato y de ganso recién nacidas, Lorenz detectó un comportamiento extremadamente llamativo: cuando salían del cascarón, los animales seguían al primer objeto en movimiento que vieran, independientemente de si éste era su madre o no. Lorenz llamó “impronta” a este patrón de comportamiento biológicamente preparado.
Pero la influencia de la impronta no terminaba tras el nacimiento. Lorenz notó que las crías establecían un vínculo social muy cercano con los humanos a quienes improntaban, hasta el punto de que, una vez alcanzaban la madurez, intentaban aparearse con miembros de nuestra especie en lugar de con otras aves de la suya propia. La impronta parecía ser irreversible.
La impronta es un fenómeno limitado a un pequeño número de especies; no se da en todos los animales, ni siquiera en todas las aves. No obstante, este concepto sirvió a Lorenz como base para su hipótesis sobre los patrones fijos de conducta, que tienen un carácter más amplio, y como piedra angular de sus aportaciones a la etología en general.
Las aportaciones de Lorenz en torno a la impronta y otros fenómenos similares se opusieron al conductismo, que rechazaba el papel de los instintos en la conducta, especialmente en la de los seres humanos. La etología ha contribuido a la comprensión de las bases biológicas del comportamiento y de la cercanía entre las personas y el resto de animales.

Implicaciones para la Psicología

Los trabajos de Konrad Lorenz han servido para establecer una relación entre la zoología y las ciencias del comportamiento. El estudio de la impronta, a su vez, ayuda a comprender que la genética no suele expresarse de manera unilateral, sino que necesita de la presencia de un entorno "previsto" por la evolución pero que no siempre se da.

Psicólogo en Barcelona | Redactor especializado en Psicología ClínicaGraduado en Psicología por la Universitat de Barcelona, mención en Psicología Clínica.
https://psicologiaymente.net/biografias/konrad-lorenz

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Biografía Konrad Lorenz


konradLorenz foto
Foto: www.nobelprize.org
(Viena, 1903 – Altenburg, 1989) Científico austríaco con un amplio reconocimiento mundial en el campo de la Zoología y la Etología.
Su interés por el comportamiento de los animales comenzó ya en su infancia, pues a tan solo una hora de caminata de su casa, en Viena, se hallaban extensos bosques y ríos, con una abundante fauna especialmente rica en aves. Inició sus estudios de Medicina en Estados Unidos en la Universidad de Columbia. Tras el regreso a Austria los continuó en la universidad de Viena donde se graduó en 1928 en Medicina y en 1933 en Zoología.
Entre 1940 y 1973 ejerció, de manera ininterrumpida, la docencia universitaria en diferentes centros de educación superior: Universidad de Königsberg, Instituto de Etología Comparada de Altenberg, Instituto Max Planck de Fisiología en Seewiesen, entre otros.
Sus intereses investigativos se concentraron principalmente en el estudio de los procesos de aprendizaje de las aves, especialmente los gansos silvestres. Después de años de observación y estudio descubrió una etapa crítica en la que los polluelos aprenden a reconocer y a seguir a los padres, incluso si éstos son adoptivos, siempre y cuando estén presentes ciertos estímulos auditivos o visuales, la impronta, que provoca la reacción de los jóvenes. Sus novedosos métodos de trabajo, el estar en contacto directo con su objeto de estudio, hicieron posible el conocimiento y la comprensión de muchos patrones de conducta animal.
Todas estas investigaciones que fueron un gran adelanto en el conocimiento del comportamiento animal y de las pautas de adaptación y supervivencia de la especie dieron como fruto una ciencia nueva: La Etología. En 1939 Lorenz junto con Nicolaas Tinbergen, un etólogo holandés, fundó la famosa Escuela Etológica del Comportamiento Animal.
Era un denodado defensor del medio ambiente y dirigente del movimiento ecológico que sabía apreciar la importancia de la belleza natural y la de la creación humana: La belleza de la naturaleza y la belleza del entorno cultural creado por el ser humano son, evidentemente, ambos necesarios para mantener la salud del alma y del espíritu del ser humano.
Por todo su trabajo científico y de investigación y sobre todo por sus descubrimientos sobre la organización y las respuestas del comportamiento instintivo, tanto desde el punto de vista individual como social en 1973 fue galardonado con el Premio Nobel de Medicina-Fisiología que compartió con Karl von Frisch y Nicolaas Tinbergen.
La figura y la obra de Konrad Lorenz han sido grandes inspiradores de varias generaciones de científicos en el mundo entero. Su conocimiento universal, la genialidad innovadora, el interés y el rigor investigativo, sirvieron de modelo para muchas entidades académicas en organizar los procesos de construcción del conocimiento trasversal e interdisciplinario.













Konrad Lorenz, el Nobel nazi.

Konrad Lorenz, el Nobel nazi.

Y UNO DE LOS PADRES DE LA ETOLOGÍA, LA CIENCIA QUE ESTUDIA EL COMPORTAMIENTO ANIMAL.

El sentido de esta columna fue, desde un principio, ofrecer una gota de entretenimiento como excusa para que la autora aprendiese de la trayectoria investigadora pero, sobre todo, vital, de tantos científicos conocidos o no, que nos han precedido. Así, aprendiendo y compartiendo lo aprendido, me he topado con mujeres idealistas, luchadoras, hombres excelsos cuya calidad humana excedía con mucho su enorme brillantez como profesionales de la ciencia. He descubierto anécdotas curiosas, vidas terribles, circunstancias sobrecogedoras. Pero nunca me había enfrentado con un científico cuyos trabajos sobre el comportamiento animal conocía de pasada, porque obtuvo un Premio Nobel en Medicina o Fisiología, y del que descubro una realidad difícil de encajar.
Konrad Lorenz (1903-1989), licenciado en Medicina por la Universidad de Columbia (Nueva York) y doctor por la Universidad de Viena en Medicina y en Zoología, es considerado uno de los padres de la etología, la ciencia que estudia el comportamiento animal. En concreto, él estudió el comportamiento de las aves acuáticas en el cortejo. Sus años de observación del instinto animal y sus rituales de apareamiento le llevaron a desarrollar una teoría acerca de la importancia de determinados estímulos que provocaban el comportamiento específico a la hora de cortejar a la hembra y cómo, ante la ausencia o la presencia distorsionada de dichos estímulos externos, el comportamiento instintivo se modificaba.
Asimismo, Lorenz describió el mecanismo de liberación innato según el cual, ante un estímulo concreto y determinado (por ejemplo, un color) el animal responde siguiendo un patrón fijo de comportamiento. Para poner un ejemplo cercano, al olor de la leche materna, el bebé reacciona succionando.
Sus hallazgos y estudios a lo largo de más de treinta años le valieron un Nobel compartido con dos amigos: Nicholas Tinbergen y Karl Von Frisch. El primero, hecho prisionero por la Gestapo por su participación activa en la resistencia holandesa y, el segundo, objetivo de los nazis porque tenía 1/8 de sangre judía, y porque daba trabajo en su laboratorio a judíos y a mujeres, a pesar de lo cual le respetaban por el valor de sus investigaciones sobre una enfermedad transmitida por las abejas que atacaba a los humanos. Pues bien, Konrad Lorenz era nazi. No solamente hay indicios de que perteneció al partido desde joven, lo que solamente describiría sus ideales, la cosa fue más allá. Mientras que al acabar la guerra Lorenz trató de excusarse argumentando que fingía para mantener su puesto de profesor, pero que desconocía qué estaban haciendo los nazis en los campos de concentración, a lo largo de los años ha ido apareciendo documentación que corrobora lo opuesto.
A partir de sus estudios con patos y gansos, y cómo variaban los instintos cuando se cruzaban diferentes animales, Lorenz llegó a la conclusión de que la hibridación pervertía el comportamiento de las aves, sus rituales y llevaba a la especie a su fin. Y, sin más, extrapoló esas conclusiones a la humanidad. El resultado fue la justificación de la eugenesia para evitar que la raza aria, que tanto admiraba, se mezclara con otras razas impuras, como los judíos y los gitanos. Están recogidas sus opiniones acerca de la explicación de la forma típica de la nariz judía en sus escritos, y referencias a las diferencias estéticas con la raza “superior”. Tampoco este hecho es lo que me ha sorprendido y decepcionado más. Puede ser que Lorenz sacara estas conclusiones desde un punto de vista teórico, lo cual, no necesariamente le hace responsable de los actos de terceras personas.
Pero resulta que al estallar la guerra en 1939, fue enviado por el ejército nazi al frente ruso, como médico. Pero no llegó a su destino directamente. Primero, en 1942, estuvo un tiempo en el hospital de Posen como psicólogo, asignado a una unidad de las SS, ocupado en elaborar y aplicar test para distinguir a los polacos de los germano-polacos con sangre aria. Perteneció a la Oficina de Política Racial con los privilegios que ello implicaba. No hay que hacer muchos esfuerzos para imaginar qué sucedía con los ciudadanos polacos que no eran de origen puro.
Más adelante, una vez en el frente del Este, fue capturado por el ejército ruso y permaneció prisionero hasta el final de la guerra como médico del campo de concentración donde, afirmó más adelante, hizo amigos entre los médicos rusos.
En la segunda mitad del siglo XX, con el conflicto acabado y las heridas a medio cerrar, recuperó su amistad con Tinbergen y Von Frisch, a quienes convenció con las excusas ya mencionadas.
Al final de sus días, ya con el Nobel en casa, expresó su repulsa a la fabricación de la bomba nuclear, y eso le hizo convertirse en héroe de los grupos ecologistas mundiales. Las paradojas de la vida.
No soy capaz de decir nada positivo de Konrad Lorenzen estos momentos. Tal vez, por contraste con sus amigos Nico y Karl, se puede aprender que la neutralidad científica es un mito, y que el amor por la ciencia no te hace mejor persona. Son los valores humanos y el coraje de vivir conforme a ellos lo que enaltece a la persona.
https://loff.it/oops/ciencia-humana/konrad-lorenz-el-nobel-nazi-119876/


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